SAN MIGUEL ARCÁNGEL EN LA TIERRA DE LOS URUS (ORURO)
La provincia de Paria, en la tierra de los Urus (Oruro), llamó la atención de los conquistadores españoles por la existencia de minas en la región, cuyos metales dobles esperaba el trabajo de afortunados mineros, como de los españoles Lorenzo de Aldana, y los hermanos Francisco, Juan y Diego Medrano que por informantes indígenas el año de 1595 dieron con las minas en cuatro cerros tutelares denominadas como Pie de Gallo, La Flamenca, San Miguel y San Cristóbal, con ricas minas de plata donde se encontraba la antiquísima población Uru.
Allí se erigió la villa que bautizaron con el nombre de San MIguel de Uru-Uru, Arcángel guardián de Dios, portaestandarte de la fe cristiana que vigorizaba la sed de aventura y riqueza, por sus atributos celestiales y militares.
Siendo el sacerdote Francisco Medrano, devoto penitente, no podía menos que bautizar al nuevo asiento minero minero bajo advocación de San Miguel Arcángel, convertido en el primer Santo Patrono de Oruro, protector de los colonizadores frente a la "herejía" e "idolatría" de Wakas, Achachilas, Sajras, Supayas, Mallkus y otros dioses de la cosmovisión andina.
Los nativos supieron subsumir sus valores culturales y tradicionales en los valores del conquistador readaptando a su propia cosmovisión. La tridemensionalidad del Alajpacha (esfera celeste morada de los dioses) el Akhapacha (el aquí presente, la tierra, los animales y las plantas) y el Ukhupacha (el mundo subterráneo de las minas), recicló viejos conceptos religiosos del mundo occidental que sincretizaron con la axiología nuestra, siendo el de mayor impacto el Ukhupacha con el Paraíso Terrenal y el Ukhupacha con el infierno.
"Los indígenas se sintieron un tanto identificados con las series angélicas a las que trataron de dar vida en su folklore. La Diablada más conocida y famosa es la de Oruro, en el acto intervienen: Lucifer, Satanás, Diablesas, los siete pecados capitales y San Miguel", según relata la historiadora y arquitecta boliviana Teresa Gisbert en su obra "Iconografía y Mitos indígenas en el arte".
La danza patrimonial de La Diablada es símbolo de la rebelión permanente que tiene su plataforma de mayor brillo y exhibición en el Carnaval de Oruro, declarado por la Unesco, el 18 de mayo de 2001, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Con datos del libro: Apuntes del Carnaval Sagrado de Oruro, de Antonio Revollo Fernández.